- La mujer, que no tiene contacto con su hija desde hace nueve meses, espera que la Corte Suprema dicte una nueva sentencia que restablezca el vínculo entre madre e hija.
En 2013 Millaray Arellano con su entonces pareja -otra mujer- decidieron tener una hija. Luego de un procedimiento que culminó con el embarazo de su pareja, y el nacimiento de la hija de ambas, la pareja firmó un Acuerdo de Unión Civil y le pusieron sus apellidos a la niña -proceso de inscripción que llevó a cabo Arellano y que firmó su pareja en ese momento- y por varios años vivieron como familia; esto hasta que la pareja de Arellano decidió poner término a la relación. Así, a los 7 años, la niña dejó de tener el apellido Arellano.
Cuando esto sucedió, Arellano y su ex pareja firmaron un acuerdo de relación directa -visado por un tribunal -regulando también pago de alimentos. Con todo, la relación de Arellano con su hija no era fluida y la situación empeoró cuando la madre biológica acudió al Juzgado de Familia de Curicó para solicitar la suspensión del vínculo directo entre Arellano y la niña, lo que finalmente sucedió.
Desde AML Defensa de Mujeres, sostienen que el tribunal y, posteriormente la Corte de Apelaciones “razonan sin tomar en cuenta el vínculo social que existe entre Millaray y la niña. Aquí solo se tomaron criterios biologicistas y no el interés superior de la niña, además no se reconoce la diversidad de las familias» sostuvo Athiara Cristino, abogada del caso.
El estudio además señaló que que el tribunal no fue capaz de entender cómo funciona un grupo familiar homoparental y que, en el momento en que se desarrollaron los hechos, había un vacío legal respecto al registro de niños y niñas que son tienen dos padres o dos madres.
“Esto dejó a la niña y a la madre en una situación vulnerable, porque a esta última se le negó, por un tribunal y una corte, la relación con su hija y a ella, la relación con una de sus madres. Aquí se invisibilizó la diversidad de las familias y lamentablemente en Chile aún no hay protección para las familias homomarentales, ni hay reglas establecidas para lo que pasa cuando esas parejas se separan”.
🟣 Hoy nuestra representada Millaray conversó con @lun sobre la lucha que estamos haciendo para que se reconozcan sus derechos como madre social. El razonamiento del los tribunales debe ser JUSTO con todos los tipos de familia.
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— AML Defensa de Mujeres (@AmlDefensa) October 3, 2022
Para Cristino llama la atención la decisión del tribunal de familia, tomando en cuenta la relación que tenía Arellano con su hija hasta antes de que se suspendiera la relación directa y regular. “Ellas se veían felices, disfrutaban juntas y eso se pudo ver en diversos medios de prueba rendidos. Ahora la niña no tiene uno de sus lazos más fuertes, que es su mamá social, porque de forma antojadiza así lo dictaminó el tribunal de Curicó, sin siquiera tener fundamentos para ello”.
Recurso ante la Corte Suprema
La madre, entonces, acudió a Corte Suprema, donde presentó un recurso de casación ante la Corte Suprema, con la esperanza que el máximo tribunal dicte una nueva sentencia que restablezca el vínculo entre madre e hija.
De acuerdo a Cristino, este recurso está basado en que las decisiones del tribunal y la Corte de Apelaciones “reprodujeron sesgos arbitrarios por el solo hecho de que Millaray es una mujer madre lesbiana. En Chile ningún tribunal termina el vínculo de un padre con sus hijos sólo porque una madre lo pide, incluso aunque él sea un papá deficiente o ausente. Esto solo se hace en situaciones extremas. Si ella hubiera sido hombre, jamás le habrían suspendido la relación directa y regular. Lo que operó fue la visión de que Millaray no es la mamá legal -aunque sí la social- y eso es una reproducción de estereotipos, porque aquí ya existía una relación regulada y aprobada” indicó Cristino. Esto constituiría diversas transgresiones a Tratados Internacionales ratificados por Chile, por lo que no se descarta llegar hasta la Corte Interamericana de ser necesario.
Con todo, Cristino sostuvo que “tenemos la confianza de que la corte verá que hay un vínculo afectivo desde el nacimiento de la niña que, además, es beneficioso para ella. aplicando para su análisis, la correspondiente perspectiva de Derechos Humanos y género”.