Columna por Caso Macaya: ¡El Rey va desnudo!

25 Jul 2024 | Noticias

  • A propósito del Caso Macaya y el reciente fallo condenatorio por abuso sexual en contra de Eduardo Macaya, nuestra socia abogada, Francisca Millán, escribió para La Segunda una columna donde se habla de los pactos de silencio, la valentía de la niña que grabó las situaciones y cómo podemos romper los patrones de abuso.

Ante el reciente fallo condenatorio contra Eduardo Macaya por abuso sexual infantil en el entorno doméstico, su hijo, el senador Macaya, cuestionó la grabación presentada como prueba por el Ministerio Público, ya que esta se habría filmado por una de las víctimas sin consentimiento del agresor. Esto nos lleva a reflexionar sobre las dinámicas familiares y domésticas que normalizan y ocultan maltratos y abusos, y cómo estas se perpetúan en el tiempo.

En estas dinámicas, siempre es más importante proteger a la familia como modelo tradicional para preservar, incluso por encima de las personas que la componen. Cualquier cuestionamiento se considera una afrenta a las lógicas que sostienen estos abusos generación tras generación. Tal como en el cuento de «El traje nuevo del emperador», señalar al rey desnudo es una insolencia. En el cuento, el rey hace creer al pueblo que su traje puede ser visto solo por los virtuosos, por lo que nadie se atreve a decir que en realidad no lleva nada puesto.

La valentía de la niña que rompió ese implícito pacto de silencio qué impera en los circuitos íntimos y que grabó lo ocurrido, es comparable al niño del cuento que tuvo la lucidez de señalar la verdad que todos veían pero nadie se atrevía a decir. No solo es una afrenta contra el rey que queda expuesto, sino también una interpelación al entorno que hasta ahora no cuestionó dicho funcionamiento. Incluso tras la condena, se sigue diciendo por algunos, que los abusos no ocurrieron; quizás no por mentirnos, sino por la vergüenza de no haberlo cuestionado antes y el costo que significa admitirlo. Este fenómeno, que el autor Murillo denomina “confianza ciega”, es el que permite que el abuso se mantenga en el tiempo.

Haber señalado al rey y exclamado su desnudez no sólo significó una diferencia sustancial para las víctimas, también lo será para las siguientes generaciones de esa familia y entorno de ella. Además, nos permite llevar este punto al debate social para entender las dinámicas de los abusos sexuales infantiles, por qué se perpetúan, por qué se mantienen en el secretismo y, finalmente, en la impunidad.

Es crucial generar apegos seguros con quienes cuidamos, ofrecer educación sexual como prevención del abuso y fomentar dinámicas de crianza positiva. Estos elementos permiten a niños y niñas diferenciar lo que es transgresivo, reportarlo y confiar en que serán escuchados. Como sociedad, debemos reflexionar sobre qué mecanismos de lucidez estamos entregando a la infancia para que se mantenga protegida, puedan develarse abusos de manera temprana y no sigamos mirando al rey desnudo en nuestras propias narices, elogiando su atuendo para congraciarnos con él.

Francisca Millán Zapata
Socia abogada AML Defensa de Mujeres